La artesanía local es fruto de tradiciones y técnicas que, transmitidas de generación en generación, han ido dando forma a la identidad de la región. Los talleres están en su mayoría certificados como «empresas de patrimonio vivo» (“Entreprise du Patrimoine Vivant”). De rayas coloridas, la ropa de hogar vasca es todo un clásico. Se fabrica en talleres textiles tan emblemáticos como Lartigue 1910, Tissage de Luz, Jean-Vier, Artiga o Ona Tiss. Al pasear, baja la mirada y observa los pies de los transeúntes: seguro que alguno lleva las alpargatas de Mauléon-Licharre, hechas a mano en talleres como Prodiso o Don Quichosse. Algunos accesorios también nos hablan de la identidad de la tierra, como el Makila. Este bastón de caminante (y de defensa, pues esconde una punta en el mango) siempre ha acompañado a los pastores. Acércate a Larressore para visitar la fábrica Makhila Ainciart Bergara. Otro accesorio del pastor: el cuchillo. Les couteliers basques lo mantienen vivo en Bidart. La chistera, guante en forma de cesta utilizado en la cesta punta (una especialidad de pelota vasca espectacular y fascinante), está hecha a mano y en Francia solo hay un fabricante, Pierre González y su taller Onena. Pero a la artesanía tradicional se suman muchos otros creadores locales. Su creatividad se manifiesta en diferentes campos: como les éditions du coté, donde un artesano y un artista trabajan conjuntamente para producir objetos de uso cotidiano con aires de escultura –mesa baja, jarrones, colgadores, etc. Alki fabrica muebles de madera de diseño en Itxassou. El taller de cerámica Goicoechea produce piezas desde 1960 acumulando una maestría que le ha valido un reconocimiento de excelencia. «Made in Pays Basque»: ¡una realidad y un orgullo para la región!