SARA

Es fácil enamorarse de este entrañable pueblo florido, pues por algo es uno de los «Pueblos más bonitos de Francia». Su arquitectura es la típica del País Vasco: fachadas blancas con entramado de madera rojo. Sus habitantes te acogerán con espontaneidad. No te pierdas las estelas discoidales diseminadas en el cementerio: son algo característico de la región.
Este es otro de los «Pueblos más bonitos de Francia» y, como tal, tiene todo lo necesario para una visita memorable. Esta antigua bastida, como su nombre indica, alberga varios talleres de artesanos, un lavadero y el juego de palma más antiguo de Francia aún en funcionamiento, así como una iglesia rodeada por un claustro con losas funerarias en el suelo.
En este pueblo interior a los pies de las montañas experimentarás una inmersión total en la cultura y la tradición vascas. Última etapa francesa del Camino de Santiago, el pueblo suele estar frecuentado por peregrinos de todo el mundo en un ambiente apacible.